Carlos G. Velasco. Si pensaba que ya lo había visto todo en modas, ayer leí una
noticia que me ha hecho cuestionarme hasta qué límites absurdos puede llegar el ser humano para cambiar su apariencia.
Resulta que en Japón lo último es llevar los dientes torcidos.
¿Que cómo se consigue? Fijando pegamento al gusto en los caninos.
Que si por emular a los vampiros de
‘Crepúsculo’, que si por imitar la imperfección de los impúberes y por tanto aparentar menos años… El hecho es que el método ‘Yaeba’ (que tiene nombre y todo) cuesta cerca de 300 euros y es todo un fenómeno en el país del sol naciente.
No podemos olvidar otras tendencias dentales como son la
‘Diastema’, que es separarse los paletos o la
‘blancorexia’ que consiste en blanquearse los dientes hasta reflectar en la oscuridad.
¿Qué será lo próximo? ¿Dentaduras-navajas suizas (un diente para cada uso)? ¿Llevar braques hasta los sesenta? ¿Volverán los dientes de oro?
Para mear y no echar gota.