Isaí Escalada. Le gustaba el helado de frambuesa. No había vuelto a probarlo desde que empezó la guerra, pero recordaba el sabor y también que a veces, de niño, una vez al año iba con su padre y sus hermanos a coger frambuesas. Tomaban el tranvía hasta la última parada y después andaban mucho tiempo. Y cuando volvían con la cesta llena hasta los topes, su madre le enviaba a comprar hielo y les hacía helado con una máquina muy vieja que tenía en el aparador. Decía que Blime sabía a helado de frambuesa.
De la novela Mírame, Blime, de Raquel Sperber.